Mozart: Violin Concertos

El debut de Chloe Chua con la Orquesta Sinfónica de Singapur en septiembre de 2020 no fue precisamente ideal. Con tan solo trece años, Chua interpretó el Concierto para violín n.º 2 de Mozart junto a la orquesta sinfónica, pero, debido a la pandemia, lo hizo en un escenario ante una sala de butacas vacía. “Fue una sensación rarísima”, le cuenta a Apple Music Classical. ”Estaba tocando para una cámara de vídeo gigante”. Pese a ese primer encuentro un tanto extraño, su relación con la orquesta y el director, Hans Graf, fue del todo fructífera. Apenas un par de años después, abordaron un gran proyecto conjunto para grabar todas las obras de Mozart para violín solista y orquesta durante un periodo de dos años. “En esa época, los conciertos para violín se convirtieron en mi repertorio principal”, dice Chua, “así que estuve totalmente inmersa en la música de Mozart”. Mozart compuso el primero de sus cinco conciertos para violín solista en 1773, con diecisiete años, y Chua tenía solo quince cuando comenzó a grabar estos conciertos. Los interpreta con una empatía excepcional, que enfatiza su lirismo dulce y expresivo. Chua reconoce que Hans Graf, célebre experto en Mozart, la ayudó a mejorar la comprensión de esta música. “A veces, el maestro [Graf] cantaba una melodía para mostrarme los matices. Lo hizo para señalar cómo podía hacer las dinámicas de la “Marcha turca” al final del Concierto n.º 5”. Una de las razones por las que este concierto se encuentra entre los favoritos de Chua se debe a su colorido final, en que Mozart interrumpe el civilizado ritmo de un minueto de estilo vienés con una impetuosa marcha “turca”. Otro motivo es su movimiento inicial. “Normalmente, el instrumento solista haría su primera entrada con una música rápida y llamativa”, explica, “pero en el Concierto n.º 5, el solo comienza de forma bastante inesperada con una melodía lenta y preciosísima”. Aunque el quinto es el más llamativo de los cinco conciertos para solista, según Chua, el más complejo es el Concierto n.º 4. “Tiene muchísimas notas altas, como un do alto, que es la nota más aguda que Mozart jamás escribió para violín. Es bastante incómodo de tocar y es todo un desafío para los violinistas interpretarlo con el gusto y el estilo que merece la música de Mozart”. En el conjunto también se encuentra la Sinfonía concertante de Mozart, compuesta en 1779. Se trata de una obra posterior con el violín y la viola como solistas. En ella, Mozart hace que los solistas colaboren estrechamente, ya que tocan a menudo en paralelo, como un dúo de cantantes. El músico chino Ziyu He acompaña a Chloe Chua para lograr esta hazaña. “Mucha gente lo conoce como un gran violinista”, dice Chua, “pero su forma de tocar la viola es excepcional y complementa mi estilo a la perfección. Nos sincronizamos muy bien cuando tocamos, lo cual es importantísimo para esta especie de música de cámara”. Una de las joyas del álbum de Chua es su interpretación del Adagio, K. 261, la primera obra concertante que estudió de Mozart. Aunque comparte aspectos melancólicos con el aria de la condesa en Las bodas de Fígaro, Mozart la escribió originalmente a los veinte años, en 1776; es decir, unos diez años antes de completar la ópera. “La compuso cuando era muy joven”, dice Chua, “y me identifico con su carácter infantil. Su estilo me sale de forma natural”.